Por la mañana, ya es por la mañana. Lo sé por los rayos de sol, que se cuelan furtivos entre las rendijas de las persianas de mi habitación. Porqué estoy en mi habitación. En mi habitación desnuda. En mi habitación, sudada. Siento esa fina película de humedad que se extiende por toda mi piel, siento esa humedad condensarse en el hueco de mi escote, en el final de mi espalda, entre mis piernas. Hueles a hombre excitado (créeme, conozco bien ese aroma)y sòs la principal razón de que esté sudada, pues me abrazàs desde atrás, en un acople perfecto con mi cuerpo y probablemente llevemos así toda la noche. Un roce de mis muslos y descubro que mi desnudez no es completa, que llevo puesto un minisculo tanga y por alguna razón ese pequeño bastión por derribar, ese trocito de tela que se aferra a mi, me hace pensar en las delicias inmediatas que me esperan. Me siento húmeda y turbada y a mi mente acuden imágenes de la noche pasada, el alcohol, el humo y el calor que hacia en aquel sitio. El sudor...el sudor de tu cuerpo, los roces furtivos, la promesa no verbalizada de que me devorarias viva y luego me follarias el corazón. Recuerdo el final de la noche, recuerdo que estaba borracha, no recuerdo cuánto así que debia ser mucho, jamás tuve medida con nada ¿porqué deberia ser el alcohol una excepción? Lo quiero todo y lo quiero en cantidades. Recuerdo que me llevaste a casa y que me desnudaste (por lo visto no del todo eh? por lo visto te gusta pensar en ese trozo de tela pegado a mi por la humedad). Recuerdo tus palabras, por borracha que estuviera las palabras si las recuerdo; -Duerme preciosa duerme. Estàs borracha preciosa, (o era, "estas preciosa borracha"?) ahora duerme, necesito que estés muy serena para lo que te voy ha hacer. Hueles muy bien niña, sabes muy bien, pero ahora duerme. Y yo dormí. Dormí y desperté. Pero aún estoy medio dormida, y caliente. Tu abrazo me aprisiona, siento tu respiración en mi nuca y me estremezco. Aún sumido en sueños, apretas tu cuerpo contra el mio y siento tu calor, tu piel, los huesos de tu cadera....y algo más, algo que podria ser un hueso (pero que no lo es) pegado a mi espalda. Aún no he visto tu rostro desde anoche, y esa sensación entre peligrosa y depravada de tener a alguien detrás de mi sin verlo, me sacude. Ahora deslizas tu mano suavemente por mis caderas,dibujàs ochos y arabescos en el humedal en el que se ha convertido mi piel y tu aliento cálido surge de la oscuridad y me susurra al oido: -Buenos dias preciosa....eres muy suave... Tu voz me estremece más aún que tus manos, y hablando de tus manos, tus manos me están hablando en su propio idioma. Tus dedos aletean en mi entrepierna mientras me acaricias la espalda con los labios. Tiràs de el tanga, pero no lo suficiente. Tiràs de èl y la tela se introduce entre mis labios vaginales, de hecho creo que es justo eso lo que querias. Durante lo que parece una eternidad juegas al tira y afloja con mi ropa interior, me acaricias a través de la tela y yo me retuerzo ansiosa, quiero más, y me vas ha hacer enloquecer. Por fin apartas el tanga, que lo apartes me excita más que si me lo hubieras quitado. Recorres mi sonrisa vertical con la yema de tu dedo, tan despacio, tan suavemente que creo que me muero de placer. Sólo me estás acariciando en un punto minúsculo (y húmedo) de mi cuerpo, pero las descargas electricas recorren cada centímetro de piel. Me apreto más contra ti y vuelvo a sentir eso tan duro (que no es un hueso) contra mi espalda. Sin previo aviso, me das la vuelta y te colocas sobre mi, tu rostro frente al mio. Yo me quedo embelesada, estás aún más guapo que anoche, menos aniñado gracias a ese rastrojo de barba que te ha crecido mientras dormias. Pongo las palmas de mis manos sobre tu pecho, me inspiras confianza. Me gustà tocarte. De pronto y cogiendome totalmente desprevenida, me besàs en el boca, me inundàs con tu lengua y tus gruesos labios. Es el segundo beso que me das (el primero fué anoche) y juro que jamás me dieron un beso tan húmedo y enloquecedor. Volvès a sonreir cómo un lobo hambriento al tiempo que inicias un descenso peligroso por mi cuerpo. Besas el contorno de mis pechos con devoción y yo deseo que tu lengua recorra mis pezones, pero pareces dispuesto ha hacerme sufrir. Mientras me castigas con tus besos, yo acaricio tus brazos sin cesar, me fascinan esos músculos torneados, imagino esos fuertes brazos sujetándome con un abrazo tenaz. Por fin lames mis pezones y no entiendo cómo sigo consciente, porqué estoy al borde del desmayo, de puro alivio y placer. Y seguìs lamiendo, más abajo y más. Me remuevo inquieta de deseo cuando deslizàs tus manos por el interior de mis muslos y separàs mis piernas con delicadeza.. Siento tu boca deslizándose y siento tu lengua a través de la fina tela de mis braguitas. Tu aliento quema, pero no más que yo,jugueteas con tus dedos y apartas el trocito de tela que te separa de mi. Cuando tu boca me toca, me rindo, me abandono, me dejo llevar por las oleadas que me sacuden. Recibo tu beso que es tan húmedo y profundo que cuando me lo diste en la boca y aumentas su intensidad al oir mis gemidos. Con tus manos en mis nalgas me atraes hacia ti para que tu lengua pueda recorrerme bien a fondo, yo arqueo el cuerpo, me pego a ti, mi coño besa tu boca, y por unos instantes exploto por dentro fragmentada en mil cristales, el placer me sacude y me vuelvo una muñeca de trapo convulsionada de gusto. -Estaba seguro de que eras deliciosa -me dices- Y no me equivocaba! Me besas en los labios para que compruebe lo deliciosa que soy -Vès? Y vuelves a sonreir, sonrisa de lobo. Un orgasmo siempre me hace recuperar fuerzas, así que tomo el control, me incorporo y quedamos arrodillados en la cama,frente a frente. Me deslizo por tu cuerpo que huele a tierra mojada . Ahora estás tu debajo y yo busco con mi mano ese bulto que intuia en mi espalda. Tu erección está aprisionada en tu boxer, y asoma inquieta. Introduzco mi mano en el hueco convexo de tu vientre, acaricio tu vello y siento tu pene, duro, en el dorso de mi mano. Gimes suavemente, sorprendido y eso me enternece. -Te quiero desnudo. Y tu obedecès a mis deseos inmediatamente. Libre de la tirania de la tela,tu polla apunta directamente hacia mi, con tu mano la retienes contra el vientre, azorado por el descaro de tu deseo. Dónde quedó tu sonrisa de lobo? Me excita y me enternece a partes iguales verte así. Pero tranquilo,ya la sujeto yo, ¿ves? mi mano es más delicada y mi boca ansía devolverte ese beso húmedo que me ha dado tanto placer. Tu polla en mi boca es suave, diria sedosa. Mis labios se cierran en torno a ella, saboreando y deleitándose, no sabès cuanto me gusta esto! Tu acaricias mi pelo, enredando tus dedos en mis rizos y tus manos acompañan el suave vaivén de mi cabeza. Te oigo gemir y eso me gustà. Pero de pronto, me tomàs entre tus brazos y me sientas a horcajadas sobre tu pecho. -Yo también te quiero desnuda. Así que me pongo de pié en la cama y fuera tanga. Vòs desde bajo tienes una visión privilegiada y me miras divertido. Me cogès del tobillo y me haces caer sobre vòs, me abrazas, riès y me besas, pareces un niño feliz! Ahora ya no escondes tu erección, así que la atraigo hacia mi, pero me la arrebatas y apenas acaricias mi abertura con ella... -Estás muy húmeda. -Es por tu culpa... -En ese caso, yo le pondré remedio! Y diciendo esto, me atraviesas lentamente con tu polla al rojo vivo, me tomas por las caderas y me encanta la sensación de tus manos en mi cuerpo, dominándolo. Tus gemidos y los mios se entremezclan, tu boca está ansiosa y la mia también, nuestras lenguas se buscan, lames mis labios, muerdes mi cuello. Has empezado muy suavemente pero cada vez empujas más adentro y la tenaza de tus manos me aferra las caderas con fuerza. Me miras a los ojos mientras me lo hacès y eso es lo que desencadena mi segundo orgasmo....cada vez más fuerte....te noto tan dentro de mi.... -Macarena.... Pronuncias mi nombre al correrte y me llenas de una sensación tan cálida que me calienta hasta el corazón.